En las calles de Florencia, la capital del departamento colombiano de Caquetá (sur del país), los vehículos se detienen cuando el semáforo está en rojo y los motoristas llevan casco. Las aceras están limpias y las tiendas y bares llenan unas calles por las que se pasea con tranquilidad. Cuesta percibir que, en este lugar, como en tantos otros de Colombia, levantar la voz, protestar, denunciar o quejarse se paga hasta con la vida. Caquetá bien podría ser una radiografía de la Colombia actual: el...