Después de llevarse muchas alegrías en los últimos tiempos, parece que por fin el cielo se ha teñido de gris para la ultraderecha. Este mismo fin de semana, Santiago Abascal dejaba de piedra a sus acólitos al reunirse con un sudaca como es el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó.
Los votantes de VOX, que han desaprobado totalmente al reunión, han mostrado su estupefacción al observar que Abascal daba la mano a un inmigrante sin usar guantes de látex.
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