Los ojos de Maribel Garrido estaban hinchados de tanto llorar, las lágrimas no le brotaban más y su boca estaba totalmente seca. A un lado de ella, su hermana, su padre y su hija, la única que se salvó de no experimentar el infierno que se vivió la tarde del viernes en San Primitivo, en el municipio de Tlahuelilpan.
"Explotó algo en la parte de arriba", le dijo Don Benito a su hija Maribel, quien salió corriendo al lugar porque sabía que sus dos hijos, José Guadalupe y Jimmy Francisco habían ido minutos antes a las milpas...