Pedro Sánchez ha unido su destino político a Cataluña y, por extensión, a Salvador Illa. Una alianza estratégica. El presidente emprendió una arriesgada estrategia en clave catalana por su dependencia de los partidos independentistas, imprescindibles para resolver la ecuación de la gobernabilidad en cada uno de sus mandatos. De necesidad a virtud, pues en las últimas generales del 23 de julio, si el PSOE logró aguantar –mejorando en dos diputados y un millón de votos– fue gracias al excelente resultado que logró en Cataluña...