Los vestidos, por norma general, son de las prendas que mejor sientan y más favorecen, sin importar el tipo de cuerpo que tengamos -aunque si queremos maximizar este efecto lo ideal es comprar y vestir en función de nuestro tipo de cuerpo- ni la forma del propio vestido. Es cierto que hay diseños que sientan mejor que otros por detalles concretos -los vestidos con fruncidos, por ejemplo, sientan genial-, pero casi todos favorecen mucho.
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