Después del floclore típico y tópico de “El mundo es suyo”, que se proyectó ayer, dirigido, escrito e interpretado por Alfonso Sánchez, una comedia con una cierta carga crítica a la que se añaden las componendas y gracias a ilustres apellidos (alguna sonrisa arranca, eso es verdad) y que me trajo a la memoria una película italiana, en blanco y negro auténtico, con Aldo Fabrizi, y un enredo por un traje de comunión como sucede en este filme, nos topamos con una cinta de origen brasileño y hablada en portugués...