En Hacerse todas las ilusiones posibles y otras notas dispersas, Josep Pla escribió que “el primer drama del catalán consiste en el miedo a ser él mismo” y otro aún más grave es que el “catalán no puede dejar de ser quien es. A veces huye de sí mismo y otras, cuando sigue dentro de sí, se refugia en otras culturas, se extranjeriza, se destruye (...) A veces parece sufrir de manía persecutoria y otras de engreimiento. Alterna constantemente la avidez con sentimientos de frustración enfermiza”.