Esta es una de esas historias improbables, una que cuenta cómo, a partir de un café de provincias, una familia se convirtió, después de no pocas vicisitudes en una de las marcas internacionales más conocidas de la noche y la música electrónica. Todo tiene origen en Fraga (Huesca), una localidad que puede definirse como un cruce de caminos en medio de ninguna parte, donde los Arnau, a través de varias generaciones, sucesivas bancarrotas y testaruda pasión por la música, han levantado un imperio a partir de un gramófono.