La última polémica del Gobierno, suprimiendo el Premio Nacional de Tauromaquia, define su método delirante de concebir la política. El ministro Urtasun considera la fiesta nacional como un vestigio del pasado, que interesa solamente a una minoría menguante, así que se atreve al acto simbólico de suprimir un galardón. También considera que los toros son tortura, pero podemos apostar (incluso poner la mano en el fuego) al hecho de que no va a tocar nunca un pelo a los sanfermines, una fiesta de gran impacto internacional...