Las encuestas electorales tienen una historia accidentada en Estados Unidos. Alternativamente, ganan o pierden la confianza de los ciudadanos en la medida en que logran aciertos sorprendentes o caen en errores espantosos.
Al principio, esos errores eran claramente metodológicos. Se entrevistaba a la gente en la calle o se utilizaban cuotas arbitrarias. Faltaba rigor al seleccionar la muestra.
Cuando finalmente todos entendieron las leyes probabilísticas, se vio que también se tenía que ser muy cuidadoso en el levantamiento...