Muchos de los chistes son fenómenos lingüísticos, pura lengua. Todas las profesiones tienen sus chistes de consumo interno. Los más hilarantes desbordan los límites profesionales y fluyen al exterior. Me gusta mucho este de los anestesistas:
―¿Qué le dice el anestesista al cirujano si ve que va lento en el quirófano? Date prisa, que se acabó lo que sedaba.
Ese fenómeno lingüístico que activa el chiste, “sedaba” / “se daba”, se llama calambur. El término viene del francés ―es un galicismo―...