De entre todas las figuras que el cine ha idealizado hasta saciarse, además de la del periodista y el actor, destaca la del profesor. Por alguna razón, quizá elocuente, quizá ingenua, el clímax de las Humanidades se traduce en el séptimo arte al estilo grecorromano, como figura reflexiva y un tanto rota por los giros del mundo. Por eso, cuando nos encontramos con un profesor como el que interpreta a las mil maravillas Marcelo Subiotto en "Puan", uno también quiere creer un poco en la bonhonmía.