Rafa Nadal progresa en el Mutua Madrid Open, pero al mismo tiempo pide calma. Si su primer compromiso no tuvo demasiada historia, al ser su rival un chico de 16 años, Darwin Blanch, que mostró maneras de gran tenista, pero también los nervios lógicos; el segundo duelo contra De Miñaur era una prueba de verdad: es el rival que ya le había ganado, y el once del mundo.
Pasó ese test el zurdo y despertó la ilusión de la gente, del público que enloquece con sus actuaciones en la pista Manolo Santana, pero él pide prudencia.