Las expectativas que depositamos en la relación de pareja suelen estar lastradas por nuestras creencias y la educación que hemos recibido de pequeños. Los hermanos Grimm o Andersen con sus cuentos idílicos, esas historias en las que las chicas eran princesas desvalidas a la espera del príncipe que fuese a rescatarlas, las películas con final de lágrima fácil que las colmaban de felicidad y donde los protagonistas terminan juntos, sonrientes y cómplices... las han llevado a crear una imagen de la relación de pareja muy alejada de la realidad.