"Yo soy así, no puedo cambiar". A lo largo de nuestra vida hemos escuchado, e incluso empleado, esta frase en numerosas ocasiones. En nuestra sociedad, la personalidad suele relacionarse con algo fijo e inmutable, que nos "persigue" a lo largo del tiempo. Por suerte, la neurociencia ha arrojado luz sobre la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse. Lejos de ser inalterables, ciertos aspectos de nuestra personalidad pueden variar en distintas etapas vitales, y no hay nada de malo en ello.