2026, el año decisivo de la derecha
El año que viene no importa por una coyuntura electoral concreta. Importa porque llega después de un periodo prolongado en el que se ha debilitado algo más grave que una mayoría parlamentaria: la idea misma de límite en el ejercicio del poder. Cuando una sociedad acepta durante demasiado tiempo que las reglas pueden plegarse al gobernante –y no al revés–, el problema deja de ser estrictamente político y pasa a ser moral. No porque falten leyes, sino porque se ha erosionado el hábito de obedecerlas.