Cada 14 de enero, Barquisimeto, la capital del estado Lara, se convierte en el epicentro de una de las manifestaciones religiosas más multitudinarias de Venezuela: la procesión de la Divina Pastora. Esta advocación mariana no solo es venerada por millones de fieles, sino que también tiene una rica historia que conecta fe, cultura y milagros.
Desde su primera procesión en 1856, cuando el pueblo imploraba por el cese de una epidemia de cólera, la Divina Pastora se ha convertido en un faro de esperanza para los venezolanos.