Sabido es que en una democracia parlamentaria el Rey reina, pero no gobierna. A lo largo de estos diez años Felipe VI se ha enfrentado a la etapa más convulsa de un reinado borbónico. Con un presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que interrumpió la costumbre institucional, siempre realizada por sus antecesores, de despachar todas las semanas con el Jefe del Estado en el Palacio de La Zarzuela. La soledad de no acompañarle ningún ministro a las tomas de posesión de los mandatarios iberoamericanos.