Con el nombramiento de Mauricio Claver-Carone como enviado especial para Latinoamérica, el Departamento de Estado completa un trío inusualmente enfocado en la región. Claver-Carone se une a Marco Rubio, futuro secretario de Estado, y a Chris Landau, próximo subsecretario. Los tres, con experiencia e interés comprobado en Latinoamérica, tienen poca simpatía y aún menos paciencia –por decirlo elegantemente– hacia las autocracias corruptas de la región y sus desvergonzados aliados internacionales.