Para muchas personas, meterse en la cama con las sábanas limpias es una de las sensaciones placenteras, lo mismo que secarse con una toalla recién lavado. Sin embargo, no todos lo hacen como deberían.
Lavar las toallas y sábanas es un hábito que pocos realizan a diario por desconocimiento de la cantidad de bacterias y bichitos que son difíciles de ver a primera vista.
Además, en ambos tejidos hay restos de pelo, polvo, piel muerta, caspa, maquillaje, cremas y sudor. Entre las baterías se encuentran hongos y ácaros...