La magia de la Copa del Rey en las primeras eliminatorias es que enfrenta a equipos muy diversos. Los grandes frente a conjuntos donde los jugadores entrenan por las noches después de trabajar. Clubes que necesitarían juntar el presupuesto de una década para alcanzar la ficha de un jugador de la plantilla rival. El caso del Logroñés-Girona es realmente singular y por muchas razones.
Los aficionados más recientes conocerán, a buen seguro, las bondades del Girona. El equipo de Montilivi causó sensación la temporada pasada.