Recuerdo que en el colegio un compañero me puso el apodo de Frenteskein, porque decidí quitarme el peinado de carrera al lado de toda mi vida y hacerme un corte de cabello estilo “chupado para atrás”.
Confieso que me causaban mucho enojo las bromas sobre mi nuevo look que, por supuesto, multiplicaron al infinito las inseguridades y las dudas existenciales propias de mi adolescencia.
Me sentía acomplejado y molesto. Consideraba injusto que me trataran así, aunque yo mismo, años atrás...