Cuando digo que vivo en Triana, hay gente de fuera de Sevilla que dice “oh, Triana, qué bonito”, y se piensa que vivo en la calle Betis, junto al río, o en algún pintoresco corral de vecinos al que se llega por callejuelas de adoquines, entre talleres de cerámica y cantes flamencos saliendo por las ventanas. Nada de eso: más allá del casco antiguo, la mayor parte del distrito de Triana son barrios con medio siglo o poco más, de clase trabajadora, construcción barata, viviendas pequeñas...