Todo empezó cuando José Esteban Cubillo tenía nueve años; estaba en cuarto grado. Fue entonces cuando su alegría por ir a la escuela, se convirtió en trauma a causa del bullying. El niño que quería ser amigo de sus compañeros recibía burlas todo el tiempo por sus orejas.
“Si era un día ventoso, decían que yo estaba moviendo las orejas. Me cantaban la canción del Mamut chiquitito, el que quería volar con sus orejas y cambiaban la letra con mi nombre. Me molestaban en la escuela y en la buseta.