El consenso es claro: Joe Biden perdió su primer y más importante debate presidencial frente a Donald Trump, en un intento catastrófico por disipar las dudas sobre sus capacidades para gobernar los destinos de Estados Unidos por cuatro años más. Su pobre desempeño, con titubeos, mensajes poco claros y momentos en los que se notaba incómodo y perdido, le han pasado factura a tal punto que algunos de sus asesores han filtrado a medios que hay «pánico» en las filas demócratas, con voces encontradas sobre el futuro de la campaña.