Felipe VI ha sido un Rey ejemplar en su papel moderador y en la gestión institucional de lo público. Desde su proclamación en junio de 2014 el titular de la Corona se ha visto obligado a ejercer sus poderes en medio de una inestabilidad que no ha dejado de crecer, arrastrando con ella a líderes y a partidos, mientras que la figura del Jefe del Estado se consolidaba como Rey de todos los españoles.
En diez años ha vivido situaciones que no entraban en ningún guion si se atiende a los precedentes.