Si bien las recientes elecciones para el Parlamento Europeo no han significado una aplastante victoria de la extrema derecha, el avance de esta marea política ha sido tal que ya no se puede decir que se trata solo de un grupo de personajes díscolos. Que ahora tenga cerca del 25% de los escaños habla de qué rostro está adquiriendo la política en el Viejo Continente.
Un rostro hosco frente a la inmigración principalmente, como si ese fuera el peor de los males de este mundo. Allí radica su fuerza y su trauma...