El éxito de la serie Game of Thrones fue tal que, mientras para algunos actores significó un despegue importante en sus carreras artísticas, para otros sus personajes los convirtieron en los más odiados por algunos fanáticos. Uno de los grandes villanos de esta historia fue el niño rey, Joffrey Baratheon, interpretado por Jack Gleeson. A pesar de alcanzar la cima de su carrera a tan temprana edad, desapareció del radar de todos por un curioso motivo: decidió finalizar sus estudios en filosofía.