La Audiencia Nacional (AN) ha condenado a 52 años de cárcel al exjefe de ETA Francisco Javier García Gaztelu, “Txapote”, y a los exmiembros de la banda terrorista Asier Arzalluz, “Santi”, y Aitor Aguirrebarrena, “Peio”, por la colocación de un artefacto, que no llegó a explosionar, en la jardinera del alféizar de una vivienda de la localidad navarra de Citruénigo en la que creían que vivía un guardia civil. Sin embargo, en noviembre del año 2000 estaba habitada por una mujer y su hijo, un niño de corta edad.