La primera vez que supe de ella fue en el baño de un café. En la pared había un recorte de revista titulado “El Luto y La Moda”, de la tienda Los Lutos. Anunciaba los servicios de confeccionado y venta de prendas finas en el “Difícil arte del luto”. El artículo tenía la ilustración de una mujer esbelta, con un tocado en la cabeza, abanico y ropa holgada. Maravilloso, dije. Tomé una foto del anuncio y volví a la mesa con mis amigas. Un año más tarde, decidí investigar la moda del luto en Buenos Aires.