Pedro Sánchez siempre ha salido de las encrucijadas en que la política le ha puesto a lo largo de su vida doblando la apuesta. Y eso es justamente lo que ha hecho: anunciar que sigue al frente del Gobierno, sin más explicaciones, tras mantener a España y a medio mundo en vilo pendientes de una “reflexión” que él mismo se había autoimpuesto después de que el Juzgado 41 de Madrid abriera diligencias para investigar un posible delito de tráfico de influencias de su esposa, Begoña Gómez, en base a una denuncia del pseudo sindicato Manos Limpias.