Todo en su vida ocurrió demasiado rápido y excesivamente pronto, en oportuna sintonía con la velocidad que en términos históricos ha acompañado siempre a las monarquías. El mismo día en el que murió su padre, Cristian VII de Dinamarca fue proclamado rey desde el balcón del palacio de Christiansborg (Copenhague), apenas unas semanas antes de cumplir diecisiete años. Unos meses después, se casó con la princesa de Gales Carolina Matilde de Gran Bretaña, hermana del rey Jorge III de Inglaterra y dos...