Las alfombras rojas para las mujeres siempre han sido un campo de batalla en cuanto a micromachismos se refiere. Las preguntas sexistas y rancias sobre las vidas íntimas de actrices y otras personalidades, o los largos barridos con las cámaras (de abajo hacia arriba o al revés) por los cuerpos de ellas (y no de ellos) han dejado desde hace años momentos de incomodidad, crítica y cabreo. Precisamente esto ha sido lo que le ha pasado a la actriz Hannah Waddingham durante los Laurence Olivier Awards.