Sanchismo: anatomía del legado de un daño institucional, ¿reversible?
Hay una forma de ejercer el poder que no consiste en violar las reglas, sino hacer que no importen. Así, nada se rompe, pero todo acaba desgastándose y tomándose por inútil. Cuando la ley no se cumple, sino que se administra, pierde toda su densidad moral, la que permite a una sociedad reconocerse en ellas y reconocer su valor para una vivencia y convivencia compartidas.
Es un método sin épica ni estridencia, pero devastador porque lleva el Estado de Derecho al terreno de lo negociable y crea máximas peligrosas.