¿Cómo caímos en la tentación de la fama, el entretenimiento, la banalización y el aplauso fácil para abandonar la buena praxis como un juguete roto pasado de moda? ¿Cuándo sustituimos el rigor por el vértigo, la comprobación por el rumor, la imparcialidad por la etiqueta y, lo que es peor, el interés general por el personal o del grupo?
No hace mucho tiempo, la realidad tomaba carta de naturaleza en el seno de la opinión pública cuando aparecía escrita –“negro sobre blanco”– en...