Durante más de una década, Gisèle Pelicot fue drogada por su esposo Dominique, para someterla y agredirla sexualmente. No conforme con eso, él invitaba a docenas de hombres a su hogar para, de igual forma, violentar sexualmente a su esposa. Estos abusos causaron graves problemas de salud física, mental y emocional a Gisèle, quien manifiesta pérdida de memoria y un profundo daño físico y psicológico. Años de vida le fueron arrebatados debido a la confusión y el sufrimiento en el que estuvo sumida.