Del ciudadano, del personaje Kadaré guardo nebulosos recuerdos de mi etapa albanesa (1980-1984), especialmente problemática y dura para él, pero me veo a mí misma, sobre todo, defendiendo a ultranza sus obras anatematizadas por el régimen enverista. De las actividades literarias de Kadaré en Madrid ya no sé, a estas alturas, si guardo recuerdos propios o los he tomado prestados de Lizarralde, pero la tonalidad se colorea, lo veo en varias ocasiones literalmente rodeado, respondiendo a preguntas sobre sus propias lecturas.