La fascinación de Eunice Odio por la palabra comenzó desde pequeña. A causa del carácter díscolo e independiente de la niña, la madre no la matriculó en la escuela sino hasta los ocho años, a instancias de su madrina; pero ese fue un momento crucial: desde que aprendió a leer, se le abrieron los horizontes inagotables del conocimiento y desde entonces, comenzó su vasta formación humanística.
En su temprana juventud, comenzó a publicar sus poemas en Repertorio Americano, Mujer y Hogar y La Tribuna (1945-1947).