El Gobierno francés aplazará la aplicación de la ambiciosa reforma de las pensiones para apaciguar la inquietud de los franceses que temen trabajar más y cobrar menos, y para desactivar las movilizaciones que mantienen Francia a medio gas. El primer ministro, Édouard Philippe, presentó el miércoles las grandes líneas de un proyecto central en la presidencia de Emmanuel Macron. La propuesta, recibida con duras críticas por los sindicatos, prevé que la reforma se aplique a partir de la generación de 1975, que se jubilará hacia 2037.