En 1977, Carl Sagan elaboró un mensaje que se envió al espacio para explicarle a un alienígena quiénes somos los humanos. Era un disco de oro con sonidos e imágenes: saludos en varios idiomas, cohetes despegando, volcanes, perros ladrando, un rock and roll de Chuck Berry... Una de las fotos más espectaculares que incluía mostraba a un hombre encaramado a una afiladísima e imponente cima de los Alpes que resume a la perfección el romanticismo y el riesgo a veces absurdo de la escalada, una forma de exploración.