La trama desmantelada en la operación Tarantelo se nutría de alrededor de 2,5 millones de kilos de atún pescado furtivamente en aguas del Mediterráneo y enviado a España desde Italia y Malta. Según la investigación del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, los investigados desarrollaron una compleja estructura para introducir el pescado ilegal –y en muchas ocasiones en mal estado, como desveló ayer ABC– falsificando la documentación necesaria y vendiendo grandes cantidades sin factura alguna.