Enfurecidos por la inseguridad que ha aumentado en los últimos meses en Kabul, los afganos manifestaron ayer su rabia tras dos atentados suicidas reivindicados por el Estado Islámico que dejaron alrededor de sesenta muertos y cientos de heridos cerca de la capital y en la provincia de Baghlan (norte de Afganistán). Con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, estos ataques contra centros electorales fueron un claro mensaje al Gobierno del presidente Ashraf Ghani.
«Ahora sabemos que el Gobierno es incapaz de protegernos»...